Biji

El biji (筆記) es un género de la literatura clásica china. “Biji” puede traducirse, apresurada pero más o menos fielmente, como “libro de notas”. Y un biji puede contener anécdotas curiosas, citas casi a ciegas, pensamientos dispersos, especulaciones de tipo filosófico, teorías privadas sobre cuestiones muy íntimas, apuntes sobre otras obras, y cualquier cosa que su dueño y autor considere pertinente. Un biji siempre a mano, por las dudas, nunca se sabe. Un biji como el equivalente por escrito y unplugged de uno de esos teléfonos móviles con los que se fotografía cualquier cosa, el todo y la nada. Los diferentes ítems en un biji pueden ser numerados pero, también, es posible leerlos sin seguir orden alguno, abriéndonos camino a partir de cualquier punto y saltando de atrás para adelante o arriba y abajo o de un costado al otro. Empezar por el final y acabar al principio. La idea es que, de un modo u otro, cada lector acabe descubriendo una historia tan única como única será su lectura.

Primera notícia que tinc d’aquest gènere literari que amb una mica de generositat podria incloure també la “Rayuela” de Julio Cortázar. Rodrigo Fresán ofereix la definició que he transcrit a l’inici d’una de les parts de la seva més recent novel·la (“La parte inventada”), part que s’articula a la manera d’un biji contemporani. L’autor argentí, que no és precisament acèrrim defensor de la literatura 2.0, passa per alt la possible relació entre el “biji” i el plantejament d’alguns blogs, que no confien tant en la cronologia com ho fan en l’acumulació desordenada de materials, tot assumint que els motius secrets s’aniran revelant a la llarga. Potser hi ha una contradicció en una eina de comunicació de la xarxa (tan immediata ella) que es refia en la fidelitat i el llarg recorregut, virtuts ara decididament passades de moda.